martes, 27 de marzo de 2012
módulo 9. Ricardo Palma y la tradición
Lima en la narrativa peruana contemporánea.
Objetivo: Familiarizar a los alumnos con el proceso de investigación a través de la aplicación crítica de ideas de dos importantes teóricos sobre el espacio urbano y el arte, extraídas de un artículo de nivel post-graduado.
La aplicación de dichos planteamientos teóricos se hará sobre textos de narrativa peruana contemporánea que de diversos modos reflejan el universo urbano y la problemática de nuestra ciudad.
Artículo:
“La ciudad latinoamericana como relato: construcción de narrativas urbanas desinhibidas”
Daniela Smith V.
Fuente: Psikeba. Revista de psicoanálisis y estudios culturales. Otoño, 2008.
Walter Benjamin. Reproducción, fragmentación, ciudadanos múltiples.
Desde aquí, un aspecto relevante será considerar la ciudad como dispositivo de reproducción y segmentación, ya que los objetos a conocer se multiplican y proliferan constantemente, lo que conlleva a una fragmentación de la vida social (paso a la división y multiplicación de las funciones del ciudadano). Es así como la figura estética de los pasajes –“centros para el comercio de mercancías de lujo” señalaría Benjamin - y de sus escaparates sirven como imagen de estas fragmentaciones, reproducciones y multiplicaciones, constituyéndose a su vez en “una ciudad, e incluso en un mundo en miniatura”.4 La ciudad y su configuración conllevarían a la duplicación no sólo de sus propias formas, sino a la creación de una variedad también múltiple de ciudadano (el trabajador-obrero, el vagabundo, el comerciante ambulante) y de prácticas cotidianas asociadas al habitar ciudadano.
Peter Sloterdijk.
Densidad.
Comprender esta ciudad desde una óptica que la sugiera como un espacio de relieves, matices y desórdenes -en el que no se busque paliar el caos- significará saber de qué “materiales” está construida aquella ciudad. En esta dirección, Sloterdijk aporta un concepto que permite ir desplegando los componentes de la ciudad y los movimientos de esta: la idea de densidad, entendiéndola como un rasgo distintivo de la globalidad ya establecida y concretamente como una “proximidad forzosa” que permite el encuentro entre agentes mediante transacciones, colisiones o casi colisiones16. El accionar de las telecomunicaciones al interior del sistema globalizado capitalista se ancla sobre la base de la cooperación mutua, lo que termina transformándose en una “inhibición mutua” que densa y filtra las tentativas unilaterales innovadoras que pudiesen ocasionar algún daño al colectivo.
Marginalidad.
De la misma ciudad-control entendida como dispositivo del poder tanto estatal (que promueve el orden y las regulaciones), como económico (que regula la producción) surge la marginalidad; la ciudad como espacio siempre posible de transgresión del orden (el crimen económico, en el que encontramos la figura del comerciante ambulante, que vende al margen de toda regulación económica en las calles) como posibilidad de re-configuración de los espacios (las tomas de terreno, la ocupación de casas abandonadas, las colonias extranjeras que conforman sus propios barrios, resignificando los espacios citadinos, la vida de personajes ambulantes que hacen de las calles céntricas y los pórticos de los edificios públicos su hogar nocturno).
Reformulación del espacio.
En el contexto latinoamericano, la consideramos la ciudad re-inventada e intervenida, donde es el sujeto autorreconocido como habitante –quizás sería un error llamarlo ciudadano- transforma el espacio para sí, subjetivizándolo, creando sus propios entornos y lugares de “autocobijo”. Con esto no pretendemos referirnos necesariamente al artista ni al espacio que ocuparía una supuesta obra de arte en la ciudad. Simplemente, hacemos referencia a la cotidiana y constante reformulación de los espacios transitados a diario por los habitantes, las reconstrucciones, las rehabilitaciones.
Textos de narrativa peruana contemporánea.
MarioVargas Llosa.
DESDE la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles,
edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la
neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas
merodean entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios
de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la Colmena. Las manos en los bolsillos,
cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la Plaza San
Martín. El era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en
cuál?
(Conversación en la Catedral).
Salieron. Afuera los esperaba una atmósfera quieta, gris. Miguel respiró hondo; se sintió mejor. Caminaban adelante Francisco, el Melanés y Rubén. Atrás, Miguel y el Escolar. En la avenida Grau había algunos transeúntes; la mayoría, sirvientas de trajes chillones en su día de salida. Hombres cenicientos, de gruesos cabellos lacios, merodeaban a su alrededor y las miraban con codicia; ellas reían mostrando sus dientes de oro. Los pajarracos no les prestaban atención. Avanzaban a grandes trancos y la excitación los iba ganando, poco a poco.
(Día domingo).
Actividades.
1.¿Cómo describirías tu experiencia cotidiana en la ciudad de Lima? Si pudieses elegir ¿En qué ciudad el mundo te gustaría vivir? ¿Por qué?
2.¿Cómo se manifiesta la fragmentación a la que hace alusión Benjamin en la ciudad de Lima? ¿Qué tipo de ciudadanos produce?
3. ¿Cómo se manifiestan la "proximidad forzosa", la "inhibición mutua" y la "marginalidad" de la que habla Sloterdjik en la ciudad de Lima?
4. ¿Cómo se produce la reformulación y subjetivización del espacio en la ciudad y qué relación tendrían estos procesos con la literatura? ¿Es la literatura una actividad marginal? ¿Por qué?
5. Escribir un pequeño ensayo de por los menos 300 palabras (o media cara en Word, letra tamaño: 12) aplicando los conceptos teóricos de Benjamin y Sloterdijk a los textos de Ribeyro, Arévalo y Palma presentados a continuación.
Julio Ramón Ribeyro (1929-1994)
Desde entonces, los miércoles y los domingos, Efraín y Enrique hacían el trote hasta el muladar. Pronto formaron parte de la extraña fauna de esos lugares y los gallinazos, acostumbrados a su presencia, laboraban a su lado, graznando, aleteando, escarbando con sus picos amarillos, como ayudándoles a descubrir la pista de la preciosa suciedad.
(Gallinazos sin plumas).
Javier Arévalo.
Javier Enrique Arévalo Piedra (Lima 1965) es escritor, periodista, fotógrafo, editor. Promovió en el Perú la fijación de una política de Estado que estableció una meta nacional de lectura de un libro al mes para alumno y maestro. Es autor de las novelas "Nocturno de ron y gatos", "El beso de la flama" editada por Opera Prima en España y traducida al portugués con el título O´Beijo Da Chama.
Además es autor de las novelas "Instrucciones para atrapar a un ángel", "Él cazaba halcones", "Vértigo bajo la luna llena" y "Gracias, señor por tu venganza" Tiene cuatro colecciones de cuentos; "Una trampa para el comandante", "Previo al silencio", "El galeón imaginado" y "Una línea hacia tu corazón" y una novela para niños "El misterio del pollo en la batea" además de dos libros para periodistas: "La entrevista" y "Periodismo y Literatura". Es director del Proyecto Recreo organización que busca crear condiciones sociales favorables para que los niños desarrollen el gusto por la lectura en el Perú. Ha sido redactor principal del diario El Comercio, y fundador y editor de la Revista Detalles.
Bajó por la avenida San Felipe, subió, volvió a bajar, ahora por la alameda sin vereda. Se le humedecieron los botines de gamuza con la frescura del pasto. Luego, sentado sobre cualquier murito de jardín, vio que furtivas cabezas se asomaban, preocupadas, a ventanas super azules de pura radiación televisiva. Vigilaban su sospechosa presencia creyendo que él no los veía. Pero David los veía y los torturaba quedándose un poco más, mirándolos de vez en cuando directamente a la cara, para que pensaran que podía volver con una escopeta recortada o con un hacha filuda con la que no les dejaría una sola extremidad sujeta al torso.
(Lateando).
Ricardo Palma y la tradición como género literario.
Ricardo Palma nació en Lima el 7 de febrero de 1833. Fue hijo de Pedro Palma Castañeda y de doña Guillermina Soriano Carrillo. Su madre era una mestiza con raíces africanas de Cañete. Desde joven tiene escarceos con la política desde el bando de los liberales, lo cual le lleva a participar en una conjura fallida contra el presidente Ramón Castilla que resulta en su destierro a Chile durante tres años. La política le deparará los cargos de Cónsul del Perú, Senador por Loreto y funcionario del Ministerio de Guerra y Marina.
Pero fueron las letras la actividad en la que se destacó. Desde temprano empieza a escribir poesía y piezas teatrales, asimismo a realizar colaboraciones en periódicos del Perú. Tiene una gran presencia en la prensa satírica, en la que es un prolífico columnista y uno de los baluartes de la sátira política peruana del Siglo XIX. Empieza colaborando en la hoja satírica El Burro para ser posteriormente uno de los principales redactores de La Campana. Más adelante funda la revista La Broma.
También es un colaborador asiduo de publicaciones serias como El Mercurio, El Correo, La Patria, El Liberal, Revista del Pacífico y Revista de Sud América. También actúa como corresponsal de periódicos extranjeros durante la Guerra del Pacífico.
En 1872, se ve publicada la primera serie de su obra capital Tradiciones Peruanas.
A lo largo de su vida va publicando artículos históricos, trabajos de investigación como Anales de la Inquisición de Lima e incluso estudios lexicográficos sobre la variedad peruana del español.
El éxito cosechado por sus Tradiciones y su incansable que hacer intelectual lo convierten en una figura reconocida en vida no solamente en su país sino en todo el mundo de habla hispana, que lo acoge como uno de los escritores clásicos de prosa más amena del continente América|americano. Es miembro correspondiente de la Real Academia Española, la Real Academia de la Historia y de la Academia Peruana de la Lengua así como miembro honorífico de la Hispanic Society de Nueva York.
En 1881 participa en la defensa de Miraflores durante la batalla del mismo nombre el 15 de enero de 1881, en el Reducto Nº 2, al mando del coronel Ramón Ribeyro, donde las tropas invasoras luego de la batalla, incendiaron la ciudad incluyendo su casa y su biblioteca personal despues para ayudar a renovar la biblioteca fue de casa en casa pidiendo libros , y lo nombraron "El Bibliotecario Mendigo". En 1883, es nombrado director y restaurador de la Biblioteca Nacional del Perú.
Contrajo matrimonio con Cristina Román Olivier; siendo padre de varios hijos. Su hijo Clemente Palma fue un destacado escritor, autor de cuentos fantásticos, generalmente de terror e influidos por Edgar Allan Poe y su hija Angélica Palma fue una de las fundadoras del movimiento feminista peruano. Muere en la localidad limeña de Miraflores, en 1919.
Don Ricardo Palma estuvo en 2 oportunidades cerca de perder la vida; la primera fue en 1854 cuando trabajaba en un barco como contador de la armada peruana y este se hundió, como él no sabía nadar un marinero fanático de él lo salva; la segunda fue en el combate del 2 de mayo, cuando aún estaba en el ejército, él estaba en el torreón de La Merced bajo el mando de José Gálvez y éste lo manda en comisión de telégrafos y 2 minutos después de abandonar el torreón, éste es destruido por una bomba enemiga.
El Trome. Domingo 15 de mayo 2011 - 13:00
"Profeta de América": "Keiko será presidenta"
El famoso vidente brasileño pronosticó que Lima sufrirá un terremoto.
Reinaldo dos Santos, más conocido como “El Profeta de América”, pronosticó que la candidata de Fuerza 2011, Keiko Fujimori, será la nueva presidenta del Perú el próximo 5 de junio.
Además, Dos Santos señaló que si no encuentran en diez días a Ciro Castillo, el joven desaparecido hace un mes en Arequipa, morirá.
“Les digo a sus familiares que no lo abandonen, que no pierdan la fe”, dijo en el programa Reporte Semanal de canal 2.
De otro lado, vaticinó que Lima sufrirá un terrible terremoto y un periodo de intensas lluvias en todo el país.
Cabe recordar que Dos Santos pronosticó el fatídico ataque a las torres gemelas en Nueva York, la victoria electoral de Alan García en el 2006 y la extradición al Perú del ex presidente Alberto Fujimori.
Tradiciones Peruanas www.infotematica.com.ar Las brujas de Ica
I
Tierra de buenas uvas y de eximias, brujas llamaban los antiguos limeños a la que, en este siglo, fue teatro de los milagros del venerable fray Ramón Rojas, generalmente conocido por el padre Guatemala, y sobre cuya canonización por Roma se trata con empeño.
Yo no creo en más hechizos que en los que naturalmente tiene una cara de buena moza. Toda mujer bonita lleva en sus ojos un par de diablitos familiares, que a nosotros los varones nos hacen caer en más de una tentación y en renuncios de grueso calibre.
Pero el pueblo iqueño es dado a crecer en lo sobrenatural, y ni con tiranas carretas se le hace entender que es mentira aquello de que las brujas viajan por los aires, montadas en cañas de escoba, y que hacen maleficios, y que leen, sin deletrear, en el libro del porvenir, como yo en un mamotreto del otro siglo.
Verdad es que la Inquisición de Lima contribuyó mucho a vigorizar la fama de brujas que disfrutaron las iqueñas. Ahí están mis Anales, donde figuran entre las penitenciadas muchas prójimas oriundas de la villa de Valverde, y de cuyas marrullerías no quiero ocuparme en este artículo, porque no digan que me repito como bendición de obispo.
II
El primer brujo que floreció en Ica (allá por los años de 1611) merecía más bien el título de astrólogo. Era blanco, de mediana estatura, pelo castaño, nariz perfilada, hablaba muy despacio y en tono sentencioso, y ejercía la profesión de curandero.
Era el Falb de su siglo; gran pronosticador de temblores y muy diestro en agorerías.
Parece que aun intentó escribir un libro, a juzgar por las siguientes líneas extractadas de una carta que dirigió a un amigo:
«Modo de conocer cuándo un año será abundante en agua. -Se observa el aspecto que presenta el cielo el 1º de enero en la tarde, y si éste es color caña patito será un buen año de agua».
Explica, además, la abundancia del agua, cuando no concurre aquella condición, como prerrogativa de los años bisiestos.
Califica también los años de solarios o lunarios, según la mayor o menor influencia del sol y la luna.
«¿Cómo se sabrá cuándo pueda declararse una epidemia?- Para esto -dice- no hay más que fijarse si en el mes de febrero se forman o no remolinos en el aire. En el primer caso es segura la peste, siendo de notarse que la viruela, por ejemplo, donde primero aparece es en las hojas de la parra».
No deja de ser curiosa la teoría del astrólogo iqueño sobre las lluvias. «Las nubes -decía- no son otra cosa que masas semejantes a una esponja que tienen la cualidad de absorber el agua. Estas esponjas se ponen en contacto con el mar, y satisfecha ya su sed, se elevan a las regiones superiores de la atmósfera, en donde los vientos las exprimen y cae el agua sobre la tierra». En cuanto a la gran cantidad de sapitos (ranas) que aparecen en Ica después de un aguacero, decía que eran debidos a que los gérmenes contenidos en las nubes se desarrollan antes de llegar a la tierra. Daba el nombre de penachería doble a toda aglomeración de nubes, y entonces el aluvión tomaba el calificativo de avenida macho.
Ello es que, como sucede a todos los charlatanes cuando se meten a explicar fenómenos de la naturaleza, ni él se entendía ni nadie alcanzaba a entenderlo, condiciones más que suficientes para hacerse hombre prestigioso.
«Sólo teniendo pacto con el diablo puede un mortal saber tanto», decía el pueblo, y todos en sus dolencias acudían a comprarle hierbas medicinales».
III
No porque las Cortes de Cádiz extinguieran en 1813 el tribunal de la Inquisición, desaparecieron de Ica las brujas. Pruebas al canto.
Hasta hace poco vivía mama Justa, negra repugnantísima, encubridora de robos y rufiana, muy diestra en preparar filtros amorosos, alfiletear muñecos y (¡Dios nos libre!) atar la agujeta. Mala hasta vieja la zangarilleja. Contra su sucesora ña Manonga Lévano no hubo más acusación formal de brujería que la de varias vecinas que juraron, por la Hostia consagrada, haberla visto volar convertida en lechuza.
La Lévano ejercía el oficio de comadrona. Llegaba a casa de la parturienta, ponía sobre la cabeza de ésta un ancho sombrero de paja, que ella decía haber pertenecido al arzobispo Perlempimpim, y antes de cinco minutos venía al mundo un retoño. No hubo tradición de que el sombrero mágico marrase.
Ña Dominguita la del Socorro vive aún, y todo Ica la llama bruja, sin que ella lo tome a enojo. Es una anciana, encorvada ya por los años, y que es el coco de los muchachos porque usa una especie de turbante en la cabeza. En el huertecito de su casa hay un arbolillo, que fue plantado por el padre Guatemala, el cual da unas florecitas color de oro, las que, según ña Dominguita, se desprenden el día de Cuasimodo; florecitas que poseen virtudes prodigiosas. Fue educada en el beaterio del Socorro, fundado en el siglo anterior por el dominico fray Manuel Cordero, cuyo retrato se conserva tras de la puerta de la capilla. Ña Dominguita odia todo lo que huele a progreso, y augura que el fierro-candil ha de traer mil desventuras a Ica. La víspera de la batalla de Saraja no sólo pronosticó el éxito, que para eso no necesitaba ser bruja, sino quo designó por sus nombres a los iqueños que habían de morir en ella. Sus palabras son siempre de doble sentido, y admira su ingenio para salir de atrenzos.
D. Jerónimo Illescas, vecino y natural de Ica, blanco, obeso y decidor, era lo que se entiende por un brujo aristocrático. Sabía echar las cartas como una francesa embaucadora. Ño Chombo Llescas, como lo llamaba el pueblo, tenía, hasta hace pocos años que murió, pulpería en la esquina de San Francisco, y vendía exquisitas salchichas confeccionadas por Tiburcio, negro borrachín a quien D. Jerónimo ocupaba en la cocina. El tal Tiburcio era también un tipo, pues había encontrado manera pan disculpar su constante embriaguez.
- ¡Negro! ¿Por qué estás borracho? -preguntábale algún caballero del lugar.
-Mi amo -contestaba Tiburcio-, ¿cómo no quiere su merced que me emborrache de gusto, si las salchichas me han salido deliciosas?
Si al día, siguiente era también reconvenido, contestaba:
-¡Ay, mi amo! ¿Cómo no me he de emborrachar de sentimiento, si las salchichas se me han echado a perder y están malísimas?
La fama de D. Jerónimo, como adivino, se había extendido de la ciudad al campo. Las indias, sobre todo, venían desde largas distancias y le pagaban un peso por consulta.
En Lima hay bobos que, por parecerse a Napoleón el Grande, pagan cuatro soles a la echadora de cartas.
IV
Como las brujas de Mahudes y Zugarramurdi, en España, son famosas en Ica las de Cachiche, baronía, condado o señorío de un amigo. Cachichana y bruja son sinónimos. Nadie puede ir a Cachiche, en busca de los sabrosos dátiles que ese lugar produce, sin regresar maleficiado.
Contribuye también al renombre de Cachiche la excelencia de los higos de sus huertas. Esos higos son como los de Vizcaya, de los que se dice que, para ser buenos, han de tener cuello de ahorcado, ropa de pobre y ojo de viuda; esto es, cuello seco, cáscara arrugadita y extremidad vertiendo almíbar.
Sigamos con las brujas de Cachiche.
Para no pecar de fastidiosos, vamos a hablar únicamente de Melchorita Zugaray, la más famosa hechicera que Cachiche ha tenido en nuestros tiempos.
El laboratorio o sala de trabajo de esta picarona era un cuarto con puerta de pellejo, y en el fondo obscuro de las paredes destacábase un lienzo blanco, sobre el cual proyectaban rayos de luz atravesando agujeros convenientemente preparados en el techo.
El que venía a consultarse con Melchora sobre alguna enfermedad, era conducido al laboratorio, donde después de ciertas ceremonias cabalísticas, lo colocaba la bruja frente al cuadro luminoso y lo interrogaba mañosamente sobre su vida y costumbres, sin descuidar todo lo relativo a amigos y enemigos del paciente. Cortábale en seguida un trozo del vestido o un mechón de pelo, citándolo para el siguiente día a fin de sacar muñeco. Concurría el enfermo, llevábalo Melchora al campo o a algún corral y desenterraba una figurilla de trapo, claveteada de alfileres. Pagaba la víctima una buena propina, y si no sanaba era porque había ocurrido tarde a la ciencia de la hechicera.
Otros, sobre todo las mujeres celosas y los galanes desdeñados, buscaban a Melchora para que los pusiese en relación íntima con el diablo. Vestíase la bruja de hombre, y acompañada del solicitante, encaminábase al monte, donde entre otros conjuros para evocar al Maligno (¡Jesús tres veces!) empleaba el siguiente:
«Patatín, patatín, patatín,
calabruz, calabruz, calabruz,
no hay mal que no tenga fin,
si reniego de la cruz».
Por supuesto que el diablo se hacía el sordo, y la bruja, que previamente había recibido la pitanza, daba por terminado el sortilegio, diciendo que si Pateta no se presentaba era porque la víctima tenía miedo o falta de fe.
V
No hace cuatro años que los tribunales de la República condenaron a unos infelices de la provincia de Parapaca por haber quemado a una bruja, y creo que más recientemente se ha repetido la escena de la hoguera en otros pueblos del Sur.
En cuanto a Ica, consta en uno de los números de El Imparcial, periódico que en 1873 se publicaba en esa ciudad, que una pobre mujer de Pueblo Nuevo fue atada a un árbol por un hombre, el que la aplicó una terrible, azotaina en castigo de haberlo maleficiado. Cosa idéntica se había realizado en 1860 con Jesús Valle, negra octogenaria y esclava de los antiguos marqueses de Campoameno, a la que costó gran trabajo impedir que los peones de una hacienda la convirtiesen en tostón.
VI
Y para concluir con las brujas de Ica, que ya este artículo va haciéndose más largo de lo que conviene, referiré, el porqué José Cabrera el Chirote conquistó en Ica fama de catedrático en brujería.
Aconteció que la conjunta de un amigo de éste sintiose acometida de los dolores de parto, y mientras el marido fue en busca de comadrona, quedose el Chirote en la casa al cuidado de la mujer. Ésta chillaba y hacía tantos aspavientos, que Cabrera, a quien apestaban los melindres, la arrimó un bofetón de cuello vuelto. Recibirlo y dar a luz un muchacho fue asunto de dos segundos.
El marido, la matrona y las vecinas calificaron de brujo a ño Cabrera, y hoy mismo no hay quien le apee el mote de Chirote el brujo, a lo cual contesta él con mucha flema:
-Merecido lo tengo. Eso he ganado por haberme metido a hacer un bien
1- ¿Cuál es la posición del narrador con respecto a al brujería?
2- ¿Crees en lo sobrenatural?
3- ¿Cómo describirías la prosa de Ricardo Palma?
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